Ore para que los santos se den cuenta de su necesidad de la Palabra de Dios, la lean y estudien con oración y aprendan a hablar la palabra viva como el poder para la predicación del evangelio (Ro. 1:16; Hch 4:31; 8:4, 35; 19:20; 2 Ti. 2:15; 4:2).

Ore para que los santos vean que el poder genuino del evangelio viene por medio de la oración y, por lo tanto, tendrán la carga para orar (Hch. 4:31; 6:4 y 4¹; 1:8, 14 y 14³).

Ore para que por la gracia del Señor los santos reciban y lleven a cabo la gran comisión de Cristo en resurrección, de hacer discípulos a las naciones y enseñarles las enseñanzas de Cristo, de proclamar el arrepentimiento para el perdón de pecados, y de ser testigos del Cristo resucitado designado por Dios para ser Señor y Cristo, y el Líder y Salvador (Mt. 28:19-20a; Mr. 16:15; Lc. 24:47; Hch. 2:32, 36; 5:30-32).

Ore que los santos atiendan el llamado del evangelio desde cuatro direcciones: el llamado desde lo alto, el mandato del Señor desde los cielos; el llamado desde abajo, el clamor de aquellos en el Hades; el llamado desde nuestro interior, el sentido interior de nuestra urgente y sentida responsabilidad; y el llamado desde afuera, el llamado de la necesidad desesperada de las personas por el evangelio (Mr. 16:15; Mt. 28:19; Lc. 16:27-28; 1 Co. 9:16-17; Hch. 16:9).

Ore para que los santos no sean fríos en cuanto al evangelio, sino que el fuego del evangelio arda en todas las iglesias, que todos los santos sean llenos del celo apropiado por el evangelio, y que lleguen a ser aquellos que están llenos de el Espíritu económico para ser llenos de poder en el evangelio (Ro. 12:11; Mr. 16:20; Hch. 4:29-31; 5:42).

Ore para que los santos sean llenos con el espíritu del evangelio interiormente para que de manera espontánea tengan una actitud apropiada hacia el evangelio externamente (Hch. 18:25b; Ro. 1:16; 1 Co. 9:19, 22b-23; 2 Co. 12:15; 2 Ti. 4:2a; Fil. 1:27-28a).

Ore para que los santos tengan la carga de convertir pecadores en miembros de Cristo para llevar a cabo la economía de Dios y que se den cuenta de la gran necesidad de obtener el aumento a fin de traer los materiales para el edificio de la casa de Dios (Ro. 15:16; 1 P. 2:5, 9; Hag. 1:8 y 8¹).

Ore por que los santos aprendan a tener la carga y la preocupación amorosa que hay en el corazón de Dios por los pecadores que perecen, que los santos toquen el corazón de Dios para con los pecadores, y que los santos permitan que Dios se forje a Sí mismo en ellos a fin de que sus corazones sean una reproducción de Su corazón (Lc. 19:10; Jn. 3:16-17; Ro. 5:6-8; Tit. 3:3-5).

Ore para que los santos se conviertan en los que tengan un amor para con todos los hombres—aquellos que son uno con el Señor para tener un amor genuino no sólo por los hermanos, sino todos los seres humanos, y que tienen un interés genuino en ellos—como el requisito básico para servir a los hombres en el evangelio (Gn. 1:26; Jn. 3:16; Gá 2:20b; Mr. 10:45; 1 Ts. 3:12).