Day 319: Prayer for the saints to be perfected to speak with the three constituting elements of prophesying (3)
Ore para que los santos sean perfeccionados para hablar con los tres elementos constitutivos del profetizar, siendo el tercer elemento una visión en cuanto a los intereses de Dios y a Su economía, en cuanto a la iglesia como el Cuerpo de Cristo, en cuanto a las iglesias locales, en cuanto al mundo, en cuanto a los santos individuales y en cuanto a nosotros mismos—un panorama mediante la iluminación de la luz divina (Ef. 1:17-18; 1 Co. 2:11-12; Ez. 1:1; Ef. 3:3a, 5b; Ap. 1:10, 12; 4:2; 17:3; 21:10).
Ef. 1:17-18—Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de Él, para que, alumbrados los ojos de vuestro corazón, sepáis cuál es la esperanza a que Él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos.
1 Co. 2:11-12—Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Pero nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha dado por Su gracia.
Ez. 1:1—Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, el día cinco del mes, que estando yo entre los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.
Ef. 3:3a, 5b—Que por revelación me fue dado a conocer el misterio...como ahora es revelado a Sus santos apóstoles y profetas en el espíritu.
Ap. 1:10, 12—Yo estaba en el espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta...Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro.
Ap. 4:2—Y al instante yo estaba en el espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
Rev. 17:3—Y me llevó en espíritu a un desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
Ap. 21:10—Y me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios.
For further reading please refer to CWWL, 1988, vol. 4, “The Excelling Gift for the Building Up of the Church,” ch. 3, pp. 472, 474-475.
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