Día 1: Oración para ser hombres en la tierra con el corazón de Dios

Oren para que estemos en nuestro espíritu a fin de que seamos hombres en la tierra con el corazón de Dios, hombres a quienes los cielos pueden ser abiertos para ver la visión de Dios sobre el destino del mundo, quienes ven que la situación mundial es el indicador del mover de Dios en la tierra, y quienes se dan cuenta de que todos los eventos principales de la historia humana han sido ordenados y dispuestos por Dios en Su autoridad soberana para Su mover en la tierra. (Ap. 4:2; Ez. 1:1; Hch. 17:26-27; Dn. 2:34-35; 5:30-31 y nota 301).

Ap. 4:2—Y al instante yo estaba en el espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.

Ez. 1:1—Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, el día cinco del mes, que estando yo entre los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.

Hch. 17:26-27—Y de uno solo ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los linderos de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

Dn. 2:34-35—Estabas mirando hasta que una piedra fue cortada, no con manos, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Luego fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y quedaron como tamo de las eras del verano; y se los llevó el viento sin que se hallara rastro alguno de ellos. Y la piedra que hirió a la imagen se hizo un gran monte que llenó toda la tierra.

Dn. 5:30-31—Aquella misma noche fue muerto Belsasar, el rey caldeo. Y Darío el medo recibió el reino cuando tenía alrededor de sesenta y dos años.

Nota 5:301—Esto puso fin al Imperio babilónico. Dios usó al Imperio babilónico con el propósito de llevar al cautiverio a Sus elegidos que habían caído en corrupción y habían sido derrotados. Casi al final de los setenta años de dicho cautiverio, Dios hizo que los medos y persas se unieran con el propósito de poner fin al Imperio babilónico y liberar a Su pueblo de su cautiverio en Babilonia (Esd. 1: 1-4). Esto sirve de ilustración para mostrarnos cómo todos los reyes y reinos están bajo la administración de Dios. Véase la nota 261 del cap. 4.

Día 5: Oración para ver al Cristo excelente

Oren para que veamos al Cristo precioso, excelente y entronizado —el Dios-hombre, la mezcla de Dios y el hombre, la centralidad y la universalidad del mover de Dios para llevar a cabo Su economía, el digno Cordero-León, el Rey de reyes y Señor de señores— como el preeminente en la escena espiritual detrás de la situación mundial y el centro de la administración de Dios de acuerdo con Su economía eterna (Dn. 10:5-6; Ap. 5:5-6, 12; 17:14).

Dn. 10:5-6—Alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón, vestido de lino, cuyos lomos estaban ceñidos con oro fino de Ufaz. Su cuerpo también era como el berilo, Su rostro tenía la apariencia de un relámpago, Sus ojos eran como antorchas de fuego, Sus brazos y Sus pies como el brillo de bronce bruñido, y el sonido de Sus palabras como el estruendo de una multitud.

Ap. 5:5-6—Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el rollo y sus siete sellos. Y vi en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, un Cordero en pie, como recién inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

Ap. 5:12—Que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la bendición.

Ap. 17:14—Harán guerra contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con Él, los llamados y escogidos y fieles, también vencerán.

Día 6: Oración por una clara visión de la historia divina dentro de la historia humana

Oren para que tengamos una visión clara de la historia divina interna dentro de la historia humana externa, siendo la historia divina principalmente la historia de Dios en el hombre, comenzando desde la encarnación de Cristo hasta Su ascensión para convertirse en el Espíritu vivificante, continuando con Su morar en el interior de Sus creyentes por medio de la salvación orgánica de Dios para hacer de los creyentes la gloriosa novia de Cristo, culminando con Cristo como el Espíritu que se casa con la iglesia como la novia, y finalmente consumando en la Nueva Jerusalén como la novia, la esposa del Cordero, al final del reino de mil años. (Jn 1:14a; 1 Co. 15:45b; Col. 1:27; Ef. 5:27; Ap. 19:7; 22:17; 21:9-10).

Jn. 1:14—Y la Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros.

1 Co. 15 45b—El postrer Adán, Espíritu vivificante.

Col. 1:27—A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.

Ef. 5:27—A fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin defecto.

Ap. 19:7—Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado.

Ap. 22:17—Y el Espíritu y la novia dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

Ap. 21:9-10—Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios.

Día 7: Oración para vivir en la historia divina

Oren para que vivamos no solo en la historia humana externa sino aún más en la historia divina interna, es decir, en la iglesia, al escribir la historia actual de Dios al ser uno con Dios en Su historia para llevar a cabo Su último mover en Su economía, que se centra en Su obra central— forjarse a Sí mismo en Cristo dentro de nosotros, Su pueblo escogido y redimido, al hacerse uno con nosotros para ser nuestra vida, suministro de vida y todo para Su expresión. (Ro. 12:1-2; 1 Co. 1:2; 6:17; Ef. 3:16-17a, 19b, 21a; 4:15-16).

Ro. 12:1-2—Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional. No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto.

1 Co. 1:2—A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, los santos llamados, con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.

1 Co. 6:17—Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él.

Ef. 3:16-17a, 19b, 21a— Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe…para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios…a Él sea gloria en la iglesia.

Ef. 4:15-16— Sino que, asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.